Una aventura en las alturas

Desde que llegué a la compañía me interesé por vivir esta experiencia al igual que los pasajeros que empecé a ver en el transcurso de los días, ese momento de felicidad que sentían al bajarse de la aeronave lo quería sentir algún día.

La idea quizás errónea que tenía acerca de la posibilidad económica de acceder a este tipo de servicios me invadía al igual que a muchas personas, razón por la cual veía muy lejana la posibilidad de volar en helicóptero, pero estando en la compañía me doy cuenta que es accesible para toda persona.

Fue un domingo soleado y perfecto para volar, cuando llegué a la empresa a realizar mi rutina, esta vez en el área de operaciones, sin saber que ese día iba a ser especial ya que tenían reservada la cabina de la aeronave especialmente para mi, y al lado del capitán donde la vista iba a ser de 180° sobre la ciudad de Medellín, pero eso yo no lo sabía hasta ese momento.

Cuando estábamos en la plataforma, vi que la cabina estaba sin pasajero y supe que faltaba uno. ¿seré yo? -me pregunté- ; no lo sabía, hasta que me llama el señor Diego (Gerente de la compañía) y me dice: mire para que tome las fotos y le dije: ¿cuáles fotos? Cuando mi compañera Juanita Ruiz le dice: Don diego dañaste la sorpresa; ella no había terminado de decir eso cuando yo ya estaba al lado del capitán sentado en la aeronave, antes de que se arrepintieran jajaja, porque a mí no me iban a dejar.

Sentado allí, vi todos esos controles, esa palanca … Noo yo estaba impresionado con todos esos botones y dije: listo capitán puede arrancar y él me dice: Sí claro estamos esperando autorización para des—pe—gar y le dije perdón, despegar, con buen sentido del humor.

Cuando sentí que la aeronave empezó a levantarse, ahí mismo me eche la bendición, sentí un vacío muy diferente y dije : noo, aquí fue y volví a echarme la bendición.

De ahí en adelante durante el vuelo todo estuvo bajo control, como lo es habitual cuando se vuela con los capitanes más experimentados.

Éramos seis pasajeros más el piloto y mi impresión se centraba en analizar la forma, la física, lo que fuese, para encontrar la respuesta a mi pregunta ¿Cómo hace un aparato de estos para volar? Al igual empecé a tomar fotos, me sentía como en un paraíso, como para no bajarme jamás; me tomaba fotos, le tomaba fotos a todo, a la ciudad, a mi casa, a la de mi familia, a la casa de mis amigos, a la de la vecina, a la del perro, a la del gato, mejor dicho, no hay foto que yo no haya tomado.

Durante el vuelo tuve sensaciones diferentes a volar en otro tipo de aeronave, razón por la cual fue una experiencia que voy a recordar toda la vida, que sin duda la recomendaría y la volvería a repetir.

Una experiencia realmente interesante, poder apreciar la ciudad, los cambios significativos en espacios e infraestructura que la hacen una de las más interesantes e innovadoras a nivel mundial. Agradecido totalmente con Fly Colombia City Tour por la oportunidad de poder ver la ciudad desde el aire y tener una referencia de experiencia para transmitirla a todos nuestros pasajeros y a todo aquel que quiera vivir esta oportunidad.

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